ZUNÁI - Revista de poesia & debates

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LLAMIL VÁSQUEZ VALENCIA


 

TIEMPO

La luz impregnada en el papiro
devela las aceradas facciones del tiempo

Atrapado entre el umbral del pasado y el futuro
El presente flota largo, monótono y atroz

Las agujas del reloj repiten sus pasos
Y las fauces del tiempo se borran en la eternidad

 

ENDRINA LUZ

Cetrina faz de profeta ciego
Granito deletéreo y curvo
Punto en el cielo vulvoso
Jaspeado de bascosas cortinas

Endrina luz sofocadora de almas
Libación de licor de balsamina
Escozor punzante de labios amargos
Comisura llagada. Marmórea melancolía

 

VENUS CALIPIGIA

Mujer sólida piel de leche
Mirada candorosa de novilla
Yegua virgen y encabritada
Asfixiante y desbordante

Venus Calipigia:
La de las hermosas nalgas


KRISHNA

A la luz de adosados bloques pentélicos
Krishna bañóse de reflejos humorados
De la turbia oquedad hizose Dios

Teje de calaveras abalorios
Amo de los campos de cremación
seduces incansable a tu propio ser

Insondable en tu adoración fálica
Con tu divina esposa, lo creas Todo
Ruedas lucífugas, loada esvástica
Frente al ignaro homo, la divina risa



VIA LÁCTEA

Los ciclos lunares de claras y serenas noches
desparraman cantos, risas y lamentos de antiguas ciudades
expelen aromas y vahos de extáticos hierofantes

Sus perfumes de madreselva espacial
separan billones de angélicas galaxias
pétalos plateados crecen a ras del viento

El oráculo délfico exhala sudores a la luz de la luna
Las rocas suplen su presencia con sombras
La aurora madre imprime la ausencia
Aquella alma petrificada en el ara redivive

Lúgubre tarde se cierne sobre el mediodía caído
Rostro espolvoreado en lluvia dorada, viento y fuego
Cabellos agitados, mareas de mercurio
El aire resuella violento, crujen las columnatas

En las dunas te siento y lloro
Entonces te disipas cual figura de tiza
Quisiera fragmentar el cielo
Devorar el ruido, azotar al tiempo
Son tus caminos enormes surcos en mi pecho,
Venerada Kali

 

BRAHMA

Era la raíz gigantesca de Brahma
Mil veces más inmensa que la tierra
Se hundía y traspasaba indemnes rocas y cortezas
Perdiéndose en el hueco del mundo
Lúcido hueco: enraizada sigue creciendo
Por debajo la savia que recorre el cuerpo

Deshojación sagrada de arbustos
Que se tornaron señores del Cosmos
Múltiples brazos enroscados
Y a la lumbre hombres, mujeres y bestias
Cantan y danzan bellamente

Sentir veneradamente el vacío
Como quien perdió lo que pudo haber conseguido
Como quien lloró sin haber llorado nunca
La postrera muerte de uno mismo


NADA

Ante la rueda solar la NADA es un espejismo
Es barro frente al oro, es noche por la ventana
Luces urbanas que contornean muchachas desnudas
Corriente de aire que fluye por las venas
Templos piramidales de mármol y granito

El Pan y el Vino transmutan en Eleusis
Hacen flotar el éter ante la palidez de la nadeidad
Surcan las estrellas en el firmamento eterno de los días
Las calles son trozos de vidrio plomo caliente
La ciudad es nocherniega, fresca y azulada

De la tierra a los cielos es bueno escapar al sexo
La vista mana el alma en las antípodas
Entonces es absurdo generar o destruir, amar u odiar
Porque si fuéramos Nada no habría quien la piense

 

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Llamil Vásquez Valencia, poeta e jornalista, nasceu em Lima (Peru). Escreveu obras de poesia e ficção e prepara o lançamento do poemário Rhesus Plexos.

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