ZUNÁI - Revista de poesia & debates

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ALEX FLEITES

 

 

 

 

Amable lector, no se confíe

En la octava línea de este texto

una paloma está agonizando,

pero usted puede no mirarla

Aguarde mejor en la palabra cuarta:

ha llovido, y justo allí, dique inocente,

un niño juega a detener el agua

 

Ya sé que no vale la pena

un par de alas abatidas

ni el encendido pico

que ahora sorbe, ansioso,

la frescura de la tinta;

pero sucede, lector,

que hacia el final del poema

una muchacha se baña

desnuda en la playa

 

Si viera, hay tanto azul

y oro en el paisaje

Sus senos desafían en la espuma

y todos los aromas del mundo la regalan

Mas qué le digo …

Usted está sentado junto al niño

viéndolo navegar sueños adentro,

mientras piensa con horror

en una paloma que agoniza

 

Quédese ahí, no sufra en vano,

después de todo, una muchacha

no vale lo que un sueño

 

Al final, sólo un detalle:

no se confíe,

la belleza más bien es una espada

Lo que corre a sus pies, puede ser sangre,

y si se fija bien

quizás alcance a distinguir

un desvalido barco de papel

de un ave herida que la corriente arrastra

 

 

 

El ojo veloz, en finos sobresaltos

Para Pepe Olivares

Entre la mano, el hilo de tinta

y la superficie de la Bristol

median

            un ánfora griega,

            el perfil de una muchacha de Pompeya

y más acá

            el cerebro de Kafka

            Guernica

            y las nubes que recuerdan

nubes con formas de animales

También hay cosas más sutiles

            las siluetas de las catedrales góticas,

            el aroma del pan en las madrugadas de la Isla

y esa melancolía heredada de Vallejo que

 

de

    tarde

         en

              tarde

le dicta trazos, manchas casi perceptibles

para el ojo que pasa veloz en finos sobresaltos

 

Pero he aquí que la tinta

inunda el espacio como una arteria rota,

lame con voracidad las muescas

que el tiempo ha impreso

en la blancura sospechosa de la hoja,

y van saltando, por orden de belleza,

       un hombre y una mujer desnudos que se abrazan,

       estrellas,

       un puñado de lilas en el campo

Cuerpos que la noche no podrá borrar

porque allá, en las casitas que apenas se presienten

bajo la ilusión quebrada por la línea,

crepitan las llamas del horno familiar

con la misma pasión que en otro tiempo

moldearon la materia indócil de las ánforas,

iluminaron el encantado rostro

de la muchacha de Pompeya

 

 

 

Comentario del alba

Para Moon

Salir a la desmesura de la luz,

los ojos que se niegan a mirar,

el cuerpo que no quiere

dejarse meter en su mortaja

 

Reconocer a palmos

el paisaje lunar

de la sábana en desorden,

el sitio donde ha quedado impresa

la sombra de lo que en la noche

parecía una mujer

y nunca se sabrá si tenía la realidad

de la carne o del sueño

 

Contar y descontar

Nueva muesca en el rostro

Cepillarse los zapatos, la risa

Bracear en el café

 

Buenos días al día

 

 

 

Antes de escuchar “Summer Time”

 

Decir esta oración con grande fe

y humildad, y repetirla tres veces

con los otros asistentes

(Libro tibetano de los  muertos)

 

Jannis Joplin,

vuelve  a cantar dentro de mí

Arrasa, devasta, asola,

arranca de raíz cada nota

que no fue encarnada en tu voz

Destruye los ídolos antiguos

 

Purifícame, Jannis,

este lunes cargado de ceniza

en que debo avanzar

 

El equilibrio

– sabemos –

es una ilusión

Nadie tensa la cuerda;

no hay cables ni manos

La sabiduría está en los pies:

dar cada paso

como si fuera el último

 

Venga, lenta, la luz

Venga, Jannis, el cabello

del color del verano

Venga a nos, al reino terrenal,

a los íntimos huesos

que contigo cantan

 

Los hombres sin memoria

Cada día nacemos para amarte

 

 

 

De vital importancia

 

… me ocurre imaginar lo fácil

que sería morirse …

Mirta Aguirre

 

Es una hora imprecisa

El alcohol ha descendido lento

y no estoy por morir

 

Vuelvo a los ruidos de la casa,

al solitario plato

Descanso sobre una cama que no es mía;

acabo de llegar de la mujer

que no me pertenece

 

Alguien llamó,

dejó nombres

que nada significan;

enigmáticos números,

una frase que la edad de mi madre

hace incomprensible

 

Alvaro duerme

 

Entre la vigilia y el sueño

se extiende un abismo

Por él quisiera bajar a todo trance,

hundir las manos en el agua del fondo,

regalarme un poco de su hervor

 

No estoy para morir

No es hoy la hora de la hora

Cierro los ojos con cuidado

Voy a apagar el rumor de la bestia

que pace entre los juguetes de mi hijo

 

 

*

 

Alex Fleites (Caracas, 1954). Licenciado en Filología por la Universidad de La Habana, ciudad en donde vive desde los diez años. Poeta, narrador, periodista, curador de arte y editor. Ha recibido en Cuba los premios nacionales de Poesía “Julián del Casal” y de Periodismo “26 de Julio”. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, francés, portugués, ruso, alemán, italiano y vietnamita. La violenta ternura (La Habana, 2009) es una antología personal que recoge lo más significativo de su trabajo poético en 30 años.

*

 

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